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viernes, 3 de febrero de 2023

Abre en Sevilla un nuevo espacio cultural con una sorprendente historia: Espacio Derivado

Hartos de ver en la prensa cada vez noticias más pesimistas, cuando aparece una buena noticia es una gran sorpresa. Esto es lo que experimenté cuando supe el otro día que se había abierto en Sevilla un nuevo espacio cultural que se había gestado muy discretamente y, de hecho, todavía no se ha publicado en medios de comunicación. Pero, si sorprendente fue la noticia, quedé aún más sorprendido cuando fui a visitarlo. Se trata de una iniciativa completamente privada y personal de una artista gaditana, que compró una conocida casa en la Plaza Cristo de Burgos y decidió, según sus propias palabras, devolver a la ciudad el valioso patrimonio encontrado en la misma. Además, no sólo abre toda la planta baja de su vivienda para el público sevillano, sino que en ella va a dar cabida a todo tipo de eventos culturales, especialmente ligados al arte contemporáneo. Se trata de todo un acto de generosidad "por amor al arte", nunca mejor dicho.

Patio central de la casa

Entrada al espacio cultural " Espacio Derivado"

Retrocedamos al principio. El edificio del que estamos hablando es la conocida casa del prestigioso arquitecto regionalista José Espiau y Muñoz en la Plaza Cristo de Burgos nº 17, que destaca por su tipología y alineación que rompe con el resto de la plaza, además del marcado estilo regionalista de su fachada, el cual recuerda mucho a la obra de este arquitecto. La casa no sólo fue diseñada por este arquitecto en el año 1921, sino que era su hogar y estudio de arquitectura, y de hecho también lo fue de su hijo Ricardo, quien también reformó la casa en el año 1955. Curiosamente, esta casa acabó, como es sabido, en manos de otro prestigioso arquitecto sevillano, Guillermo Vázquez Consuegra. Sin embargo, no pudo llevar a cabo el proyecto que planteó en 2008 en esta vivienda, que cuenta con la protección legal más baja que recoge la normativa sevillana. Por este motivo, el edificio se llevó años abandonado, sufriendo algunas pérdidas y acabando en un estado casi ruinoso. En esta etapa, todos los que nos preocupamos por el patrimonio temíamos que se perdieran buena parte de sus valores, especialmente en su interior, debido a su escasa protección. Es un fenómeno demasiado común en la ciudad el de los edificios que ya sólo conservan las fachadas, y este parecía estar avocado a ser un ejemplo más.