Siglos de Sevilla: Abre en Sevilla un nuevo espacio cultural con una sorprendente historia: Espacio Derivado

Hartos de ver en la prensa cada vez noticias más pesimistas, cuando aparece una buena noticia es una gran sorpresa. Esto es lo que experimenté cuando supe el otro día que se había abierto en Sevilla un nuevo espacio cultural que se había gestado muy discretamente y, de hecho, todavía no se ha publicado en medios de comunicación. Pero, si sorprendente fue la noticia, quedé aún más sorprendido cuando fui a visitarlo. Se trata de una iniciativa completamente privada y personal de una artista gaditana, que compró una conocida casa en la Plaza Cristo de Burgos y decidió, según sus propias palabras, devolver a la ciudad el valioso patrimonio encontrado en la misma. Además, no sólo abre toda la planta baja de su vivienda para el público sevillano, sino que en ella va a dar cabida a todo tipo de eventos culturales, especialmente ligados al arte contemporáneo. Se trata de todo un acto de generosidad "por amor al arte", nunca mejor dicho.

Patio central de la casa

Entrada al espacio cultural " Espacio Derivado"

Retrocedamos al principio. El edificio del que estamos hablando es la conocida casa del prestigioso arquitecto regionalista José Espiau y Muñoz en la Plaza Cristo de Burgos nº 17, que destaca por su tipología y alineación que rompe con el resto de la plaza, además del marcado estilo regionalista de su fachada, el cual recuerda mucho a la obra de este arquitecto. La casa no sólo fue diseñada por este arquitecto en el año 1921, sino que era su hogar y estudio de arquitectura, y de hecho también lo fue de su hijo Ricardo, quien también reformó la casa en el año 1955. Curiosamente, esta casa acabó, como es sabido, en manos de otro prestigioso arquitecto sevillano, Guillermo Vázquez Consuegra. Sin embargo, no pudo llevar a cabo el proyecto que planteó en 2008 en esta vivienda, que cuenta con la protección legal más baja que recoge la normativa sevillana. Por este motivo, el edificio se llevó años abandonado, sufriendo algunas pérdidas y acabando en un estado casi ruinoso. En esta etapa, todos los que nos preocupamos por el patrimonio temíamos que se perdieran buena parte de sus valores, especialmente en su interior, debido a su escasa protección. Es un fenómeno demasiado común en la ciudad el de los edificios que ya sólo conservan las fachadas, y este parecía estar avocado a ser un ejemplo más.

Finalmente, la adquirió la protagonista de esta historia y la restauró, con una gran delicadeza y respeto a la vez que aporte contemporáneo, bajo el proyecto del estudio CM4 arquitectos. En la intervención, se respeta la huella del paso del tiempo y se dejan a la vista las huellas de sus siglos de historia, a la vez que se mantiene la estructura y todos los elementos decorativos regionalistas. De hecho, han sido los descubrimientos los que han ido marcando las pautas del proyecto. Todo ello no es contrario a la introducción de estructuras contemporáneas y cuidadísimos detalles, como los elementos de evacuación de aguas pluviales.

Fachada principal de la casa de José Espiau y Muñoz en Plaza Cristo de Burgos, 17. Actualmente Espacio Derivado

Detalle de la evacuación de aguas pluviales en el patio interior

Detalle del sumidero del patio secundario, diseñado por la propietaria del espacio

Escalera principal

En este proceso se ha hecho un estudio arqueológico que ha deparado muchas sorpresas. La primera de ellas es que la vivienda no sólo es muy anterior al proyecto de Espiau, sino que la estructura espacial de la misma se remonta al siglo IV. Aunque obviamente muy transformada y fruto sobre todo de la intervención regionalista, el edificio tiene una herencia de siglos de historia que ha ido mostrando a lo largo de los años. Ejemplo de ello es la chimenea de aspecto regionalista, tras la cual se han encontrado la estructura del horno de la casa con piezas de siglos de historia.

En la crujía de fachada, que corresponde con el garaje que se hizo en el año 55, se ha encontrado además la pavimentación original de la antigua calle morería, que colindaba con la primitiva fábrica de tabacos. Esta pavimentación ha sido recompuesta en superficie y queda ahora expuesta. Además con la pavimentación se ha señalado también el trazado del muro original de la fábrica también hallado durante las excavaciones. En las obras se ha encontrado hasta un capitel romano, que ha sido trasladado al museo arqueológico.

Chimenea regionalista en la parte privada de la casa

A la derecha, el pavimento original de la antigua calle de la morería, y en el centro el trazado del muro encontrado de la antigua fábrica de tabacos que ocupaba la actual plaza

Toda esta joya acoge desde la semana pasada un pequeño centro de exposición de arte contemporáneo, en el que hasta el próximo 19 de marzo se podrá disfrutar de la exposición "Topografías sentimentales", del artista Almeriense Rafael Pérez Cortés, en la que se reflexiona sobre la relación entre tres sentimientos: la ira, el odio y la melancolía. Es una muestra pequeña, pero se vive como una experiencia inmersiva que emociona al espectador de una forma que no ocurre frecuentemente, e invita a reflexionar de estos temas junto a la guía (ya que las visitas son guiadas).

Sólo me queda felicitare y mostrar mi agradecimiento por tan bonito proyecto, desearle el mayor de los éxitos e invitar a todos los que me lean a conocer este maravilloso rincón de la ciudad.

Las visitas son de martes a viernes: 11h, 12h, 13h, 18h y 19h y sábado y domingo a las 12h y 13h Entrada cada hora. 3,5€ con visita guiada. Enlace a la web y a instagram. A través de esa web puedes además suscribirte a la newsletter para estar al tanto de las actividades que organicen.