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martes, 16 de junio de 2015

Lo que hubo y lo que pudo haber en la Buhaira

A día de hoy, la zona de la Buhaira no es más que un sitio interesante para dar un paseo, con un agradable parque que además tiene un curioso edificio de apariencia musulmana y un bonito estanque. No pasa de eso, pero lo que pocos saben es la importancia que pudo llegar a tener esta zona, que podría haberse convertido, probablemente, en una de las zonas más turísticas de la ciudad con un rico patrimonio arquitectónico.

En primer lugar, hay que destacar lo que si tenemos, aunque un poco olvidado, el conocido erróneamente como Palacio de la Buhaira. Antes de que me acribillen, debo decir que es cierto que es el nombre que recibe oficialmente, y que ahí se situó un palacio del siglo XII; pero  de éste tan sólo quedan restos, lo que vemos es un edificio del siglo XIX de carácter historicista que formó parte de la conocida como huerta del Rey. Esta huerta se nutría del agua proveniente de los caños de Carmona que por allí pasaban. Y, llegados a este punto, sigo en mi empeño de desmentir mitos populares: los caños de Carmona ni provenían de la citada ciudad ni eran romanos; eran del siglo XII y llegaban desde Alcalá de Guadaira, el nombre de Carmona es por la puerta de Carmona, donde llegaban estos conductos a Sevilla.
Palacio de la Buhaira
Más cercano al centro histórico nos encontramos con la Fábrica de Artillería, un notable edificio industrial cuyos orígenes se remontan al Siglo XVI que sirvió al ejército español en importantes batallas, pero que también ha servido para la factura de otras piezas como las campanas de la “giganta de Sevilla”, como la describiera el Quijote, o los célebres leones que vigilan la entrada del Congreso de los Diputados de Madrid. Además, la fábrica tuvo relevancia internacional llegando a recibir diversos premios en reconocimiento de ello. Un  poco más adelante, nos encontramos con el puente de San Bernardo, interesante infraestructura construida en 1924 para salvar las vías del tren que se dirigían a la cercana estación de Cádiz. Este puente se encuentra enmarcado también por la estación de bomberos del mismo nombre de principios del Siglo XX y por las viviendas del Barrio de San Bernardo y las de uso militar que se conservan al otro lado de este paso elevado.
Viviendas militares

Puente de San Bernardo

Real Fábrica de Artillería de Sevilla

Volvemos a la Buhaira para hablar sobre la Plaza de Toros la Monumental, la segunda Plaza de Toros de Sevilla. Fue construida por iniciativa del torero conocido como Joselito el Gallo, que quería fomentar la tauromaquia y hacerla más accesible abaratando los precios y aumentando la capacidad de la plaza, y gracias a Julio Lissen Hidalgo y Julián Echevarría. Comenzaron en 1915 la obra diseñada por José Espiau, que utilizaba por primera vez el Hormigón armado. Esta circunstancia sumada a la rapidez de la ejecución de la obra pudieron ser los responsables de los problemas estructurales que tuvo el inmueble desde el principio, los cuales hicieron que en las pruebas de resistencia hubiera derrumbes en algunas zonas, los cuales retrasarían la inauguración. A pesar de ello, pudo ser inaugurada finalmente en 1918, con una capacidad para 23.000 espectadores.

Desde la inauguración de este monumento, la polémica se apoderó de los taurinos, ya que los maestrantes eran detractores de este nuevo coso. Incluso hay quien asegura que fueron ellos los responsables de la demolición del inmueble; pero, dejando atrás las leyendas populares, la realidad es que en 1921 tuvo que ser cerrada por parte de las autoridades civiles debido a sus problemas estructurales y que finalmente fue demolida en el año 1930, quedando sólo una de las puertas de su cerca, la cual aún podemos ver como único recuerdo de La Monumental de Sevilla.
Fotografía de ABC:  http://sevilla.abc.es/20120604/sevilla/sevi-monumental-otra-plaza-toros-201206031941.html
Único resto de la Plaza de Toros La Monumental de Sevilla
Por último, nos detenemos en el otro lado del parque, donde hoy se encuentra el restaurante “La Basílica”. Este nombre no lo adopta por casualidad, es debido a su situación entre los cimientos de la que pudo ser como una segunda Catedral para Sevilla: la Basílica de la Inmaculada Milagrosa, Iglesia neogótica diseñada por Aníbal González. Este templo estaba planteado para competir con los grandes edificios religiosos, constando de una fachada de 45 metros de altura flanqueada por dos torres de 100 metros. Aunque la presentación tuvo mucho éxito (a pesar de estar estropeada por la lluvia) el proyecto, como no podía ser de otra forma en Sevilla, estuvo servido de polémica por la  altura de las torres, que rivalizarían con la mismísima Giralda.

El proyecto surge tras la finalización de la participación de Aníbal González en la exposición Iberoamericana, que haría al arquitecto volcarse en la idea de construcción de la Basílica. Pero, desgraciadamente, fallece en 1929 y por ello el proyecto se paraliza. Sin embargo, aquí no se acabó la historia, pues en el año 1947 Antonio Illanes del Río incluía la citada Basílica en el proyecto encargado por la compañía de Jesús para la construcción del colegio Porta Coeli, aunque finalmente el proyecto no fue llevado a cabo. En esta imagen se puede ver cómo sería la zona a día de hoy si se hubiera seguido adelante y cómo es actualmente.
Basílica de la Inmaculada Milagrosa, de Aníbal González


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