Ya he hablado varias veces en este blog sobre el color que imperaba en la Sevilla
histórica, y que aunque ahora se tenga la imagen de las casas blancas
andaluzas, esto se debe al blanqueamiento que se produce en el Siglo XIX, pero en Sevilla el color y diferentes tipos de
decoraciones impregnaban las fachadas de sus calles. En esta ocasión me he
ido a uno de los principales monumentos de la ciudad, el Alcázar, para
tratar este recurrente tema, haciendo un análisis de uno de sus
rincones más fotografiados del monumento: el estanque de Mercurio.
Se trata de un elemento conformado
en 1575, a partir de una antigua alberca que servía para regar los jardines
del Alcázar con el agua proveniente de los Caños de Carmona. Es entonces cuando
cobra una función más decorativa, y se
le añade la escultura renacentista del Dios Mercurio ejecutada en bronce por
Diego Pesquera. Es a principios del
Siglo XVII cuando se completa el conjunto, con la determinante transformación
que hace Vermondo Resta en los Jardines, al convertir la antigua muralla en
la Galería de Grutescos, de estilo manierista (un primer paso hacia el barroco
que se estaba iniciando en Italia).
Pues bien, recientemente
anunciaron la futura restauración de este estanque, recuperando todos los
surtidores del perímetro que ahora están inactivos. En la noticia de Diario de Sevilla, comentaban que todo el bronce, aunque ahora apareciera en color negro,
en su momento estuvo dorado. Me llamó la atención imaginarme la imagen tan
diferente que podría presentar con ese cambio de coloración, y a raíz de ahí me
puse a investigar un poco, y me di cuenta de que en la galería de grutescos, aunque ahora aparece en el color de la
piedra, quedan muchísimos restos de policromía. Así me decidí a hacer un
análisis de todos estos restos, y, junto con la información con la que contaba, hacer
una recreación hipotética aproximada de
cómo pudo ser este espacio originalmente, recuperando para ello el color
que tanto caracterizaba a la ciudad histórica. Este es el resultado:
Recreación aproximada del estado original del Estanque de Mercurio en el Alcázar de Sevilla
Estado Actual del Estanque de Mercurio
El cambio es bastante llamativo, pero lo que más me llamó la atención fue la
combinación de colores: almagra y azul.
El almagra es un color muy característico de Sevilla, pero suele estar
combinado con el color albero, no con el azul. Sin embargo, al analizar
ejemplos, sí que es frecuente la combinación del almagra con elementos
cerámicos azules (que también hay en la galería de grutescos) como en el caso de las torres del antiguo Hospital
de la Paz, en la Plaza del Salvador. La novedad entonces en el caso del
estanque de Mercurio no es la combinación de colores, sino que se utilice una
terminación con pintura azul. Además, aunque no sea una combinación muy
habitual en las fachadas, sí que es muy
recurrente en el propio Alcázar, concretamente en las yeserías del Palacio de Pedro
I. Esta combinación quizás se debe también a la relación con el agua de la
fuente, lo que se puede ver en los frescos de las hornacinas, terminados por Diego de Esquivel en 1629, que
también usa las mismas tonalidades. En el resto de la galería de grutesco me ha
costado mucho más identificar tonos azules (a diferencia del almagra), desconozco
si porque el azul se reducía a la zona del estanque, o simplemente porque se ha
perdido más en esta zona.
Torre del antiguo Hospital de la Paz
Yeserías en el interior del Palacio de Pedro I del Alcázar de Sevilla
Otro aspecto llamativo, aunque nada infrecuente en la
terminación de las fachadas sevillanas, es la naturaleza de las decoraciones
murales, que no se limita a la combinación de diferentes colores, sino que se
utilizan diferentes patrones y motivos ornamentales. En este caso,
diferenciamos la utilización de lo que parece ser una imitación de piedra natural rojiza para los fondos de color almagra,
unos patrones de despiece de sillares en los fondos azules, y lo que más me
ha llamado la atención: unos detalles
ornamentales que parecen ser motivos vegetales sencillos en color azul que
decoran las pilastras del cuerpo superior.
Con esto termino esta entrada, que me gustaría que sirviera para
ayudar a mostrar lo que se puede
descubrir si se mira con unos ojos más atentos a los detalles y, una vez más, reivindicar la importancia del rico
cromatismo de Sevilla. Para que su "color especial" no se vaya
perdiendo con las diferentes intervenciones que no entienden este valor histórico y patrimonial que define el
paisaje de la ciudad y que se va diluyendo con la aplicación de una
coloración completamente blanca o, en el mejor de los casos, combinado con un
gris que resalta los detalles arquitectónicos.
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¡Holaa! Acabo de descubrir tu blog y me quedo como seguidora. Te espero por el mío♥
ResponderEliminarGracias por toda la información.
Bonitas fotos :)
¡Nos leemos! Un beso
Interesantisimo su topico, gracias por recuperar todos estos datos, y tan bien descripto.
ResponderEliminarUn encanto este blog!!!
Muchas gracias por su valoración, me alegro mucho de que le haya gustado
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