Una vez Sevilla soñó que podía aspirar alto, soñó que podía
recordar lo que fue hace 500 años, que podría organizar un evento que atrajera
las miradas de todo el mundo, soñó que podía reformarse entera para convertirse
en una ciudad moderna.
En 5 años Sevilla preparó un hito en su historia,
construyó un barrio entero, experimentó una reforma urbanística en toda la
ciudad, construyó 6 puentes, se convirtió en la primera ciudad de España a la
que llegaba el AVE... Sevilla
en 5 años avanzó lo que probablemente de otro
modo habría costado más de 50 años. Y en el año 92, ese sueño que si hoy nos
propusieran no nos lo creeríamos, se convirtió en realidad.
El mundo entero
miró a Sevilla durante 6 meses, las tecnologías más vanguardistas se
presentaron en la ciudad futurista en la que se había convertido la Cartuja,
personas de todo el mundo soñaron con venir a conocer lo que en nuestra ciudad
se cocía y demostramos que,
aunque nadie lo creyera, Sevilla si quería podía.
Hoy el legado de este hito experimenta una realidad con dos
caras. Por un lado se ha convertido en
el mayor polo económico de Sevilla,
caracterizado por su vertiente tecnológica e innovadora. Pero a la vez,
sus
calles muestran abandono y desidia, son un reflejo melancólico de lo que
Sevilla fue pero no ha sido capaz de mantener. Y muchos de los elementos que
conformaron este recinto de ensueño hoy están tristemente abandonados. Hace
unos años hablábamos de la destrucción de patrimonio que suponía la
demolición de la Puerta del Guadalquivir, hoy consumada.
Pues hoy desgraciadamente seguimos viviendo la misma realidad.
Hace unos
días salió la noticia del proyecto de derribo del Pabellón de la ONU, del
arquitecto José Rodríguez Gautier, para la construcción de una residencia de
estudiantes.
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Pabellón de la ONU. Fuente: wikimedia |
Resulta incomprensible que no exista a día de hoy un plan de
especial de protección del legado de la Expo92, el legado de un hito en nuestra
historia que poco a poco vamos destruyendo. Independientemente del valor
arquitectónico de cada uno de los edificios, que en general suele ser
relevante, el valor del conjunto del recinto hace que cada uno de los elementos
que lo conforman tengan un valor por el hecho de pertenecer a este conjunto que
se gestó para la Exposición Universal. Existe protección individual de algunos
de los edificios por parte de la administración autonómica, pero resulta
incomprensible que no exista una protección de menos entidad y con atención al
carácter de conjunto por parte del ayuntamiento. De todo a nada.
En el caso que contaba de la Puerta del Guadalquivir, tras
una intensa reivindicación, el acuerdo que alcanzó Legado Expo con el
arquitecto Guillermo Vázquez Consuegra
contempló la demolición de la puerta a
cambio de la conservación y restauración
de las veletas y la recuperación de la escultura "media esfera azul
y verde" que protagonizaba la Puerta de Triana. Las veletas fueron transformadas,
perdiendo sus característic
os colores y su capacidad de iluminación, y de la
escultura no sabemos nada casi 5 años después. Y el Pabellón de la ONU,
teniendo en cuenta la diferente naturaleza del proyecto, su destino más
probable es desgraciadamente la desaparición completa.
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Puerta del Guadalquivir antes de la intervención de Vázquez Consuegra |
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Veletas antes de la intervención de Vázquez Consuegra |
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Veletas después de la intervención de Vázquez Consuegra |
Es imprescindible la concienciación sobre la
importancia patrimonial del legado de la Exposición para que se lleve a cabo
una protección que, acompañando al desarrollo económico, cultural y científico
del parque tecnológico, evite que se siga desfigurando el recinto que una vez
fue lugar de ensueño para sevillanos y destino deseado para gente de todo el
mundo.
Fuentes:
legadoexposevilla.org
www.pctcartuja.es
Yo digo que no hay que seguir destruyendo hay que conservarlo incluso si está en mal estado hay que reconstruirlo es un legado importante para todos los españoles y el mundo entero y para los españoles que no conocieron La Expo de Sevilla
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